El
Comercio y Correo apoyan la Prostitución
Pero
ante el público se rasgan las vestiduras
La doble moral de los
grandes medios de comunicación peruanos tiene su más evidente y repudiable expresión con la ambigüedad como se desenvuelven
empresas como “El Comercio” y la cadena “Correo”, que a la par que editan respetables medios también
perpetran otros que le hacen el juego a la prostitución, y que se convierten en celestinas voluntarias y alquiladas de este
tráfico innoble de la carne que, generalmente, es fruto de la pobreza y la falta de oportunidades.
Recientemente el diario
“El Comercio” publicó un informe en el que horrorizado descubre que el problema es escalofriante y dramático,
y que el meretricio se desenvuelve en un clima de impunidad “que reclama una urgente respuesta gubernamental, municipal
y social”.
“¡Qué bien! –diría
uno- que “El Comercio” se preocupe por erradicar esta lacra!” pero la desilusión viene de inmediato cuando
a la vuelta de la esquina uno compra el diario “Trome”, de propiedad de la Empresa de los señores Miró Quesada,
los mismos que se rasgan las vestiduras en “El Comercio” y que muy orondos sirven de alcahuetes promocionando
“Potoncitas” debutantes que se venden a 20 o 25 soles la hora, o “Señora Bonita, blanca y golosa de 26 años,
que cobra 20 soles por un servicio completo”, o “Piuranitas ricas y sabrosas, universitarias, que tienen departamento
privado y que cobran 20 soles por un servicio completo, es decir con todo: sexo por dos vías incluyendo fellatio.
¿Cómo se llama esto? ¿Puede
una empresa periodística seria como “El Comercio” hablar por un lado que
“no hay que cerrar los ojos ante una realidad aplastante” y por otro lado contribuir al auge de este vergonzante
negocio, publicando direcciones donde los clientes pueden ir. ¿No se llama eso convertir al diario en un simple caficho, en
un alcahuete de marca mayor, y, en el fondo, en un cómplice punible pues los avisos que publican al fin y al cabo se pagan
con el producto del “trabajo” de esas pobres mujeres que abren las piernas promocionadas por “El Comercio”
a cualquier hora del día, siete días a la semana?.
Llamemos las cosas por
su nombre, no cerremos los ojos. Este es el tipo de periodismo comercial e indolente que se practica actualmente en el Perú.
Por un lado una moral prestada, heredada de ancestros respetables pero convertida en polvo por herederos irresponsables. ¿Uds.
creen que Don Luis Miró Quesada de la Guerra hubiera permitido que en su diario se publicaran por unos cuantos soles avisos
que promueven la prostitución? ¿Uds. creen que si viviera Luis Banchero Rossi se publicarían en Correo esos atractivos avisos
que invitan a disfrutar, qué ironía, “Conchitas calientes, de bellas chibolitas de 18 a 22 años, con una promoción primaveral
de 12, 22 y 32 soles, incluyendo el ponchito”?.
¿Qué es esto señores?
¿Estos son los capitanes del periodismo peruano? ¿El ejemplo a seguir? ¿Es acaso que el papel aguanta todo?.
Por supuesto que el Consejo
de la Prensa Peruana no dice una sola palabra al respecto, y mira hacia el costado. Tampoco el Colegio de Periodistas (¿Además
qué podría decir, si su palabra no la escucha ni respeta nadie?).
Convertir diarios respetables
en celestinas, servir de alcahuetes las 24 horas del día, es un pecado (diría el Dr. Bedoya) pero no un delito, del cual deberán
responder sus actuales propietarios. Es posible que sigan haciéndose de la vista gorda, mientras siga entrando dinero producto
de esas encamadas tan publicitadas. Provecho señores Miró Quesada, provecho señores Agois, de algo hay que vivir, aún a costa
de la miseria ajena y de la honra de sus predecesores.
Los gráficos
que acompañamos a la presente son más que evidentes. Nos gustaría ver uno de estos días en esos mismos medios una respuesta,
una justificación a tan deplorable uso de la prensa escrita, porque un mea culpa no podemos esperar.